Lo llaman arte nocturno. Y lo realizan pilotos de dron que han llegado a sincronizar hasta 500 drones iluminados, y adquiriendo todo tipo de formas en el aire.
Ellos son los artistas invitados. Su público les espera en el Arena Estadio de Amsterdam. Pero no son de carne y hueso. Estas miles de personas han venido a ver al arte nocturno de los drones.
Sirven para muchas cosas pero ahora enjambres de ellos permiten la creación de formas lumínicas que antes parecían imposibles. Y eso los convierte en un espectáculo. Que aumenta si lo realizamos en parajes singulares. Como en el Monte Fuji en Japón.
La nueva tecnología de los drones se presenta como el futuro de los priomusicales. Es decir: el espectáculo que engloba música, fuegos artificiales y ahora drones. Con ellos nos colamos dentro de los fuegos. Lo cierto es que es verlos desde otra perspectiva.
Son capaces hasta de pintar en el cielo con sus halos de luz, incluso una taza de té. La verdad es que siempre nos parece que no se pueden contar ya más cosas de drones. Pero este pequeño ingenio volador sigue desafiando a nuestra imaginación.